introducción al curso 2010

cada curso es una ocasión específica y diferente para determinar formas, temas y objetos de trabajo en estas asignaturas.

entendemos que nuestra formación como arquitectos en la universidad pública asume necesariamente una actitud crítica, polémica, que estimule en este caso el registro y la apropiación de fenómenos urbanos para convertirlos en material de trabajo.
asimismo, los recorridos de la formación de cada estudiante dentro de la carrera suponen la necesidad de imaginar una articulación concreta entre cada curso y aquel que lo precede, al menos dentro de la continuidad de la cátedra.

este curso recuperará determinadas atenciones desplegadas en el taller de morfología I 2009 sobre formas de continuidad y diferencia, antes aplicadas a la figura del umbral como pieza de transición entre distintos grados de público y privado, y ahora reajustadas a escalas y complejidades urbanas en la figura del nodo.

nos interesa enfocarnos en la condición inicialmente puntual del nodo: queremos volver reflexiva la falta de extensión de un punto en la ciudad, construir sólo a partir del trabajo la delimitación de un lugar y atender a los grados de complejidad de aquello que lo constituye (arquitecturas e infraestructuras, dinámicas naturales, formas de ocupación socialmente determinadas...) hasta traducirlo a materiales organizados que nos permitan operar con ellos. (ver "nodo")

nos parece imprescindible intentarlo: teoría y práctica de la arquitectura han enunciado repetidamente la necesidad de atender a la complejidad de la ciudad, pero sistemáticamente la han traducido a modelos proyectuales de materiales generales (geometrías ideales, tipologías remanidas, funcionalidades conductistas) a los que además se le han asignado comportamientos lineales (redes viales para circular, espacios verdes para esparcimiento, pavimentos cercados para estacionar, volúmenes para alojar funciones tipificadas) a partir de formas de organización sobredeterminadas por esos comportamientos previstos.

el curso avanzará entonces en la construcción de una serie de modelos de trabajo a partir de las formas de continuidad (definidas por diferencias de grado y de clase) que se despliegan en un campo evidentemente heterogéneo: la ciudad está constituida por visibles deslindes de propiedades públicas y privadas, muy diversas cualidades de infraestructuras y formas de ocupación, disputas específicas por los derechos al uso del suelo regulados por autorizaciones institucionales y capacidades de gestión, etc. y es especialmente a partir de maniobrar con formas específicas de continuidad que el proyecto puede asumir sus responsabilidades en este territorio: desestimar a la exclusión y la indiferencia como procedimientos eficaces, afinar una sensibilidad constructora de umbrales y mutaciones, persistentemente atenta al contexto de las acciones proyectuales pero decididamente transformadora (o acaso hay alguien aquí que crea que no hay nada que cambiar?).

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